El estilo brocante


 
Brocante se le llama en Francia a esos mercados como el de Tristán Narvaja en Montevideo, El Rastro en Madrid o incluso el de Pulgas en Rosario. Esas ferias donde se puede encontrar de todo: antiguedades y objetos retro de toda índole: ropa usada, chucherías, bijouterie, obras de arte, curiosidades... tesoros que aparecen en el momento y lugar adecuados para aquel que sabe ir por ellos. Parece que en cada pueblo de ese país se organizan brocantes y hasta existe la figura del brocanteur (persona que te busca el objeto que necesites).
Pariente cercano del vintage y el bohemio (y por qué no del ecléctico y del shabby chic), en decoración se habla del "estilo brocante". Si es que creemos en las etiquetas y las nuevas categorizaciones... ¿cómo definirlo?
- Se trata de ambientes creados a partir de la mezcla de objetos de estilo considerados antiguedades, objetos que demuestran en sí mismos el paso del tiempo y de su vida o vidas anteriores, objetos que se recontextualizan para extender su uso y su significado.
- Los ambientes de espíritu brocante son elegantes pero manifiestan cierto desgaste y connotan cierta melancolía. El paso del tiempo está siempre presente.
- Dentro del mismo estilo, pueden encontrarse ambientes un poco sombríos o bien más coloridos y bastante alegres.


Una mesa con vetas bien marcadas, un objeto de hierro gastado, un mullido y viejo sofá de imponente textura, un mueble decapado naturalmente, un par de fotos en sepia... todas estas son impresiones de lo brocante....

Diferencias con el estilo vintage

Muy cercanamente emparentados, el estilo vintage es más romántico que el brocante. La paleta usada es mayormente el blanco roto, los colores claros, los tonos cremas; a diferencia del brocante donde suele haber menos "luz". Hay un lugar reservado a los estampados florales, cosa que no sucede en el brocante. Como dijimos, el brocante no deja de tener un costado melancólico, nostálgico y bohemio que el vintage no necesariamente muestra. A su vez, el verdadero brocante evita las simulaciones en las que normalmente cae el vintage con total libertad (decapados ad hoc, objetos nuevos con estética antigua, etc.). Normalmente, el vintage se fusiona con lo actual; no sucede así con el brocante que puede ser una expresión de los dorados viejos tiempos en su totalidad. Para atenuar el efecto sobrecargado, el brocante se sirve de piezas artísticas o rarezas, de combinaciones de mayor originalidad que las que podemos encontrar dentro del vintage tradicional.

Ventajas del estilo brocante

Economía: los muebles y objetos de este estilo son fácilmente adquiribles en ferias de usado, donde suelen estar a buen precio. Esto es así si sabemos a dónde dirigirnos (porque es verdad que también existen mercados donde se cotizan muy bien los objetos de antes y, en esos casos, no resulta tan beneficioso a nivel económico). También la herencia familiar y aún la calle son lugares de donde pueden provenir estos objetos.
Sustentabilidad: restaurándolos o recuperándolos, constituyen una forma de decoración ecológica que evita todos los pasos de huella ambiental que tienen los objetos nuevos (construcción, traslado, embalaje, etc).
Calidad: los muebles y demás cosas pertenecientes al ámbito de lo antiguo cuentan con la ventaja de lo extinto: materiales nobles, terminaciones detalladas, estilo, etc.
Originalidad: de la mezcla coherente de objetos de distinta procedencia, épocas y características deriva un estilo realmente único, personal y original. De este modo, ninguna casa se podrá parecer a otra, ya que de la oportunidad y la yuxtaposición nacen ambientes difíciles de replicar.
Dinamismo: así como continuamente llegan los objetos, muebles y adornos al hogar, es también viable el que circulen o varíen dando paso a nuevas combinaciones que otorgan fluidez a la decoración.


Riesgos del estilo brocante

El efecto del estilo brocante puede fallar si sucede alguna de estas cosas:

- El inmueble que se desea ambientar con este estilo no es coherente con esta propuesta decorativa. Esto sucede con construcciones nuevas o carentes de personalidad; en ellas se deslucen los objetos pertenecientes al brocante. Lo mismo sucede con ambientes que piden una decoración específica (country, minimalista, etc.). El afán por lo viejo y vivido debe fluir, nunca ser forzado.

Aquí podemos ver cómo la blanca pared da cuenta de un inmueble en el que los objetos elegidos se destacan con pulida prolijidad. Todo demasiado "armónico" y reluciente a primera vista le resta coherencia al conjunto y hace decaer el estilo.
Aquí también la ambientación tiene algo de forzado y superficial. No aparece el espíritu brocante, por más que la selección de objetos sea precisa.





- El origen de las piezas no es genuino. A veces sucede que los comercios ofrecen objetos y muebles "al modo de", en este caso, estamos adquiriendo réplicas modernas de cosas antiguas, cuyo efecto global puede ser devastador para la ambientación. Propongo no dejarse tentar por las piezas símil antiguo, y reemplazarlas en cambio por objetos neutros y medianamente rústicos que cumplirán su función con mayor coherencia.





 
- Surge un abarrotamiento de objetos que quita atractivo en su totalidad. Por más que nos gusten y tengamos acceso a muchas cosas, muchas veces (y mal que nos pese) "menos es más". Sumar cantidad no es sumar calidad. Por agregar detalles podemos estar desbalanceando el conjunto. Sucede en casos en que el ambiente queda lúgubre, con aspecto desvencijado, más bohemio que lo deseado o como si fuera una tienda de artículos vintage.


- Se está forzando el estilo. Este estilo debe fluir, con los hallazgos, con la intuición propia, con los ambientes de la casa. El brocante va a fallar si se intenta realizar de una vez y para siempre, con un orden y una prolijidad totales.

Podemos decir que, al igual que en estilos personalísimos como todas las variantes del bohemio, "no es el que quiere sino el que puede". No importa que tengamos mucho dinero, o todas las posibilidades de acceso a estos tesoros, lo importante es qué y cómo nos arreglamos con ellos.


Ejemplos de estilo brocante bien logrado














Ejemplo de simpleza dentro de este estilo que suele resultar mayormente asociado a lo recargado.







Coqueteando con lo rústico, este comedor exhibe objetos refinados. El ensamblaje es perfecto.














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