Me encontré este banquito en un container y traerlo hasta casa me costó una dobladura de brazo, pero estaba emperrada con que lo quería para el balcón. Así que lo traje y primero lo pinté de blanco. Pensé que quedaría rústico. Pero quedó más ordinario de lo que era. Había que taparlo más. Entonces, agarré mis frasquitos de acrílicos (y algunas témperas) y empecé a hacer cualquier cosa. El resultado está a la vista, para ser Pollock me falta un trecho. Para la próxima vez, creo que lo haré mejor. Lo puse en el balcón, con varias macetitas blancas arriba. Y ahí estuvo todo el invierno. Hace poco, se me dio por renovar este espacio y me sobraba el banquito albañilesco. Ya casi no tengo lugar en donde poner las cosas (eso me pasa por ciruja). Y bueno, fue a parar a la habitación. Primero lo puse por poner y oh sorpresa! me di cuenta de que el calzado quedaría bárbaro ahí. Y bueno, resulta que ahora es de lo más práctico! (actualmente tiene dos almohadones, el de la foto y uno verde limón, ambos realizados con repasadores).
Etiquetas
- adornos (1)
- antes/después (11)
- casos (3)
- copio y pego (4)
- cuadros (6)
- de plástico (4)
- de la calle (17)
- ecléctica (3)
- estantes (1)
- estilos (8)
- ideas (18)
- infantiles (1)
- inspiraciones (3)
- manualidades (3)
- muebles (5)
- no lo hagas (1)
- para leer (1)
- paso a paso (5)
- plantas (3)
- reciclando (29)
- recomendaciones (3)
- recomendaciones online (1)
- regalos (1)
- retro (2)
- tips (3)
- traducción propia (3)
- trucos (3)
No hay comentarios:
Publicar un comentario